Queridos hijos de la gran puta
Frente al odio, la violencia y la corrupción, la esperanza por bandera. Siempre hemos conseguido avanzar, pese a ellos, pese a que nos intenten exterminar. Exactamente igual que están haciendo con los palestinos. Pero no han conseguido borrarnos del mapa, que nuestra causa no vuelva a nacer en otros cuerpos, en otras mentes que alcanzan a comprender lo realmente importante, lo imprescindible de la cooperación como especie para sobrevivir. No la destrucción. Intentan sacarnos la bilis, pero con la edad he conseguido domar a mis caballos. Ya no salen en estampida y resoplando como hacían antaño. Ahora cuento hasta tres y mis intestinos se destensan, borran de mi mirada esa fina capa gris de mierda que intenta emponzoñar nuestra razón, impregnándola de su misma medicina, rabia, odio y violencia. Pues no hijos de la gran puta, no. Desde aquí, de a poquitos, vamos a seguir construyendo puentes chiquitos, medianos y grandes, para ayudar a cruzar las penas a los más desfavorecidos,...