Mujeres tuteladas
Mustang
Impactada por lo que significa ser mujer en países árabes donde todavía siguen siendo muñecas de trapo en manos de una sociedad patriarcal que las asfixia y anula.
Pienso que hace no tantos años mi país también albergó esa tutela infame que obligaba a las mujeres a ser eternas marionetas sin voz, ni voto, sin derecho a ser, desear, querer.
Pienso en la conversación con mi madre, esta misma mañana, un día de octubre de un 2024, en el que le digo que me voy a dejar crecer libremente mis canas y me dice que cómo se me ocurre, que eso a las mujeres las envejece muchísimo, pero que a los hombres no, que a ellos, incluso, los hace lucir más interesantes.
Y yo siento que, pese a muchos avances, seguimos siendo tuteladas de alguna forma indirecta por ese patriarcado que nunca se ha ido. Que la lucha no solo incluye alcanzar la pérdida de privilegios de los hombres en pro de una igualdad efectiva, si no la educación masiva de miles de mujeres que, adoctrinadas en el patriarcado, sin siquiera darse cuenta, continúan exigiendo a las demás que comulguemos con sus arcaicas premisas.
A mi no me encerró nadie con rejas dentro de mi propia casa, ni me casaron a la fuerza con quien no quería. Pero todavía perduran miles de mujeres en el globo terráqueo, siendo alimentadas, cuál cerdas en la porquera, con el único y firme propósito de que lleguen a su edad fértil y puedan ser regaladas, cuál ganado, por una pocas monedas.
La sociedad patriarcal ha sentido siempre a la mujer como mero instrumento de reproducción, sin albergar el más mínimo afecto y sentimiento de igualdad y fraternidad como mitad de su especie.
Siento pena y rabia por todas ellas. Tal vez nuestros gestos pequeños puedan alcanzar, a poquitos, gestos grandes.
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