Película Somos una familia
Qué sensación se queda en el cuerpo cuando terminas de ver una película con mensaje.
Y ahí estoy dándole vueltas al mensaje, ese mensaje que interpretas según tu bagaje personal, según tus experiencias, según lo que crees que pretendieron contarte aunque diverjan las dos moralejas y no parezcan si quiera hermanas.
Familia, un asunto de familia...tantos y tantas personas solas, caminando por estos andurriales, que al final me pregunto cuántas familias más se podrían construir fuera de los paritorios, de los árboles con cartelitos colgando de sus ramas, de los estómagos carentes de abrazos.
Me encantan este tipo de películas que saben a finos libros de esos que te lees en una tarde y te dejan tan buen sabor de boca.
Gracias, susurró la abuela mirando a su familia feliz, danzando a la orilla de un mar.
Papá, aquel que supo reconocer, por fin, a quien se lo merecía en sus labios.
Añoranza eterna en los primeros pasos de un corazón que nunca olvidará a qué saben los abrazos y qué significa el verbo amar.
Lucidez al descubrir lo que es un verdadero hogar y satisfacción al saborear sin necesidad de pujos lo que es el verdadero sacrificio por amor.
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