Seré sabia o gilipollas
Me cuesta creer que esté dormido a escasos metros de mi y me cuesta hacerme a la idea de que tarde o temprano tendré que decirle adiós.
Dicen que el amor lo supera todo, pero antes de afirmar semejante rotundidad también se debería matizar que a veces, también por amor, se puede decir hasta siempre y comenzar un duelo largo y frío.
Me pregunto una y otra vez en completo silencio y hablando entre neuronas, si sería capaz de esperar en estas mismas condiciones de estos dos años, unos seis años más y sé que tarde o temprano el hastío, la apatía, la rabia, la rebeldía, la angustia y el tremendo cansancio de todas esas anteriores palabras alojadas en mi estómago, me dicen que no, que no voy a ser capaz.
Y me rompo por dentro antes de que haya ocurrido, a pocos metros de la cabecera de su cama que escucha rítmica y sosegada su respiración.
Miro sus brazos, rodeando a su niña y su amor hacia ella y comprendo que es inviable nuestro amor piel con piel, que otros brazos de mujer tendrán que abrazar su cuerpo, en un tiempo no muy lejano y que esos brazos no serán los míos.
Queda una semana exacta para volvernos a despedir e intento apartar de mi estos funestos pensamientos y que me dejen disfrutar de estos días, como nuestro amor se merece, sintiendo el presente como la única realidad palpable y disfrutable y todo lo demás sufrimiento de nubes que están por venir.
Me dijo hace escasos días que muchas mañanas, tardes, noches y madrugadas se devanaba los sesos intentando responderse a sí mismo si estaba siendo sabio o gilipollas en muchas de las decisiones que estaba tomando y yo ando ahora en la misma encrucijada de no saber a ciencia cierta si acabaré siendo sabia o gilipollas en la forma de cuidar a este amor en la distancia.
Comentarios
Publicar un comentario