Agradecida
Ayer pasé por delante del portal de mis yayos, me acerqué al timbre para recordar momentos ya pasados y pude ver que todavía, 7 años después, sigue el nombre de mi yaya y de mi yayo escritos junto al 1º, como si fuera a tocar y, efectivamente, alguno de los dos fuera a abrirme la puerta. Hubo un amago de inundación de lacrimales, pero los empujé hacia dentro diciéndoles que pensar en nuestros seres queridos no tiene que darnos pena si no alegría por todo lo que nos dieron, por los momentos inolvidables y felices que nos regalaron con sus presencias. Así que me fui de allí con una sonrisa en la boca, mirando al pasado y musitando un gracias yaya, gracias yayo por todo lo que me regalasteis. Y esta filosofía de vida me está acompañando en estos últimos tiempos, enfocando los duelos, las despedidas, como un lugar desde el que agradecer todas las emociones buenas, enseñanzas, ejemplos, acompañamientos y amor que me han ofrecido. Hace apenas 8 días volví de mi último viaje ...