05 Mayo Día de recuerdo y reconocimiento españoles que lucharon contra el Fascismo (en su variedad llamada Nazismo)

80 años de la liberación de cerca de 3500 españoles de los campos de muerte.

5500 españoles solo pudieron escapar por la chimenea de los crematorios de los distintos campos de muerte fabricados por el fascismo, ese mismo fascismo que está volviendo.

No ha muerto, nos decían todos aquellos compañeros que sufrieron en sus carnes las atrocidades más inimaginables que el maligno puede llegar a realizar a un ser humano. Está agazapado esperando la mejor oportunidad para volver a salir. 

Ya ha llegado la oportunidad. Ya tenemos, de nuevo, a la bestia suelta. Y la historia, para el que tenga dos dedos de frente y quiera saber, enseña que la bestia, al final, destrozó a todos. Nadie está protegido ni a salvo de su halo de muerte.

En Rusia hace décadas que lo sufren.

En Palestina conocen el infierno desde hace esos mismos 80 años en los que, los mismos fascistas, disfrazados de demócratas, decidieron robar la tierra a un pueblo y asentar en sus casas, valles y montañas a nuevos fascistas que, una vez más, arrasan con todo.

En Argentina oyeron cantos de sirena y se adentraron al mar, hoy se están ahogando.

En EEUU miles de inmigrantes hispanos, hijos, nietos y bisnietos de inmigrantes, votaron a un hijo de puta que andaba gritando hasta la afonía, que iba a deportar a todos aquellos inmigrantes ilegales que, como hicieran sus padres, sus abuelos y sus bisabuelos hace 50 años, buscaran, también de forma ilegal, una mejor vida para los suyos. En la ignominiosa acción de querer para los demás lo que no quisieron para ellos, la bestia, que siempre fue bestia, abre sus fauces hacia los mismos que le votaron y le importa una mierda si están legales o ilegales. El fascismo solo ve al diferente y lo aplasta. Fin de la historia.

En Madrid, la cuna del No Pasarán, les desmantelan la sanidad pública, con miles de muertos en listas de espera interminables que acaban con sus vidas. Asesinan impunemente a más de 7291 ancianos, ahogados, abandonados, sin una mano a la que aferrarse siquiera para morir. Regalan a los fondos buitres extranjeros sus viviendas sociales, para luego vendérselas a precios inalcanzables para el pueblo. Les roban la educación pública degradándola a cotas inenarrables para desviar el dinero público a los bolsillos de las educación privada fascista, que pretende, no solo enriquecerse con el erario público si no, adoctrinar en el fascismo a cuantas más personas, mejor. Y aún con toda esta mierda narrada. Los madrileños estúpidos, votan al fascismo. Porque creen que si meten "simbólicamente" a los últimos desgraciados de la escala social en los "crematorios" que les vende Ayuso, ellos, estúpidos madrileños, podrán vivir mejor. Sin pensar cómo funciona el fascismo, que de nuevo girará las fauces en un leve movimiento, para engullirlos por su gaznate hasta que su vida quede reducida a una auténtica y verdadera mierda. Sin esperanza para ellos mismos ni, por supuesto, para su descendencia.

En Italia, madre del himno antifascista Bella Ciao, han sentado en el trono de gobierno a una fascista que intentó mandar a miles de inmigrantes, única y exclusivamente por el mero hecho de serlo, presos a cárceles de Albania. Como si fueran delincuentes, criminales, por la exclusiva culpa de huir de otros fascistas como ella que matan, violan y excalvizan al prójimo en beneficio propio.

80 años de la liberación del campo de Manthaussen y aquí nadie ha aprendido nada. Porque el fascismo nunca marchó. Continuó en las esferas de poder, modulando sus discursos mientras sus bolsillos continuaran llenándose y el pueblo tuviera todavía fresco el olor a sangre derramándose de sus fauces. 

Hoy el pueblo ya no recuerda aquel olor. Olvidó cómo se las gasta el fascismo y haciendo honor a su mal llamado apellido "sapiens", vuelve el ratón a votar al gato. 

Ya sabemos de qué se alimenta el gato.

La resistencia antifascista, afortunadamente, sigue existiendo. Nos tendrán enfrente y sus zarpazos tendrán todas las dificultades que juntos, podamos darles.

Orgullosa de esos 3500 compañeros y compañeras españolas que defendieron con sus cuerpos, sus sueños y sus vidas, un mundo más justo, igualitario y humano en el que poder vivir con dignidad y en paz.

No os olvidamos. No os olvidaremos.

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